La navidad
como concepto existe. Papa Noel existe al menos como personaje. Evidentemente la
navidad ya excede el campo religioso. Es fundante de la civilización occidental
y se constituye en el deber ser, en el ideal más elevado de nuestra cultura. La
navidad es el capítulo que narra el nacimiento de Jesucristo, cuya vida irrumpe
como un relato que revoluciona el ideal humano. La imperante ley del talión,
aquella que equiparaba la justicia a la venganza; “ojo por ojo y diente por diente”[1], el niño
del cual hoy recordamos su nacimiento, de adulto remplaza aquella ley por: “Ama
a tu prójimo como a ti mismo”.
Las leyes
de Moisés, los mandamientos de las tablas ya procuraban impedir que una muerte
se cobrara con otra muerte, el quinto mandamiento “No matarás”, debía aplicarse
en todos los casos, no mataras ni siquiera a quien ha matado. Pero Jesús de
Nazaret eleva el ideal más alto y predica que no solo no matarás a quien ha
matado, sino que nos invita a amarlo como a nosotros mismos. Lo cual implica en
primer orden que debes amarte a ti mismo y luego que así como te amas amarás al
próximo, a todos los próximos, incluso aquel que te pueda haber hecho daño, sobre
todo aquel que te ha hecho daño, eso es lo revolucionario. El nuevo mandamiento
es corto pero sabio, amarás a tu prójimo como a ti mismo implica que no
permitirás antes que nada que tu prójimo te lastime ni te dañe, porque te amas,
es decir no estás obligado a exponerte a su maltrato, pero si debes amarlo. De
aquellas instrucciones más pragmáticas como “No mentirás” o “No robarás”, Jesucristo nace y nos eleva a un
ideal que sabemos incumplible, pero que se nos propone como un horizonte hacia
donde caminar, conscientes que el horizonte se aleja de nosotros tanto como
procuremos acercarnos, lo importante con los ideales es no dejar de perderlos
como meta. La navidad, implique o no un sentimiento religioso, una creencia
metafísica, es signo del desafío más alto que los seres humanos nos podemos
proponer. Amarás incluso a quien te odia, amarás incluso a quien te lastima,
amarás incluso a quien te discrimina, a quien te ataca, pero esto siempre sin
dejar de amarte, porque lo amarás tanto como a ti mismo. La navidad excede la
fiesta religiosa y se transforma en un día en que occidente todo puede elevar
la condición humana. El Pesebre ya no es monopolio de los creyentes, es la
representación más tierna de aquello que aspiramos ser.
En estos
tiempos que nuestro querido país se encamina a cambios importantes, donde el
disenso se confunde con crispación,
reflexionemos sobre cuánto nos estamos amando a nosotros mismos, porque esa es
la medida en que deberemos amar a los próximos. Por eso tan significativo el
deseo de Paz en esta fecha, ya que la paz implica encontrar esos senderos por
los cuales nadie nos agrede y nos evitan agredir a nadie.
[1] http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__P21.HTM
Dicha norma aparece en el antiguo testamento como “ley mosaica” en el libro del
Éxodo Capi 21 en los versículos que van del 22 al 24: ”22 Si unos hombres se pelean, y uno de ellos atropella a una mujer
embarazada y le provoca un aborto, sin que sobrevenga ninguna otra desgracia,
el culpable deberá pagar la indemnización que le imponga el marido de la mujer,
y el pago se hará por arbitraje.23 Pero si sucede una desgracia, tendrás que
dar vida por vida. 24 ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano, pie por pie.