El sendero de las voces silenciosas. Por Juan Chiesa - Enero 2025 Villa Giardino
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La montaña guardaba secretos que revelaba a quienes caminaban solos. Eso decían los ancianos del pueblo, y Cecilia, con sus botas gastadas y una mochila llena de dudas, decidió creerles. Había partido al amanecer, dejando atrás el murmullo de la ciudad y un corazón roto. Quería perderse, literalmente, entre las grietas de las rocas y el viento frío que silbaba como un viejo conocido. El sendero serpenteaba entre pinos que se inclinaban hacia ella, como queriendo contarle algo. Cecilia respiraba hondo, sintiendo el aire puro arder en sus pulmones. Cada paso era un latido, una promesa de que allí, en la inmensidad de las cumbres, quizás encontraría respuestas. O al menos, silencio. Al mediodía, llegó a un claro donde el sol se filtraba en hilos dorados. En el centro había una piedra plana, cubierta de musgo y líquenes, como un altar olvidado. Sin pensarlo, dejó caer la mochila y se sentó. Fue entonces cuando lo escuchó: un susurro que no venía del viento ni de las hoj...