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jueves, 8 de marzo de 2012

Serás federal o no serás pública. TV Pública y los debates pendientes


Serás lo que debas ser o no serás nada, es una de las más populares máximas que San Martín le escribió a Merceditas. Si bien en los últimos tiempos, el debate sobre los medios ha generado un escenario inmejorable para el cambio, pareciera que luego del impulso de la ley de la democracia, el proceso está detenido. “Derecho cautelar” por medio tal como suele expresar la Presidenta Fernández de Kichner, esta como otras transformaciones impulsadas en los últimos años, se proclaman, se aprueban, se festejan, pero luego no concluyen.
La autodenominada TV Pública, y sus colaterales proyectos, Encuentro y Paka – Paka, no pueden agotar el proceso. Por el contrario, lo profundo, lo fundamental, lo verdaderamente desestructurante del mapa de poder de los medios aún no sucedió. Y no me refiero a la tan requerida desinversión de los grupos dominantes, sino a la posibilidad que algún día un programa de TV producido fuera de Buenos Aires, pueda verse en Buenos Aires. O mejor aún, que un programa realizado por chaqueños en Resistencia pueda verse en Bario Parque, o mejor aún que un ciclo producido en Santa Rosa se emita en Catamarca. Es decir, mientras la televisión no se federalice, siendo que es el medio que mayor capital simbólico le aporta hoy a la cultura de nuestro país, el país no será federal. La mirada porteña sobre el resto de las provincias, es un esquema tan agotado, que actualmente se torna no solo desagradable, sino también insultante en la mayoría de los casos. Equipos de realización porteños que viajan con toda su carga de prejuicios a cubrir eventos, mayormente folclóricos y turísticos, proponen una mirada reduccionista de la argentina, análoga a la descripta por las guías para turistas norteamericanos que recomiendan, comer un bife de chorizo en San Telmo, pero tener cuidado con los pungistas. El proceso está adormecido, las organizaciones sociales que lo sostuvieron y lo apoyaron, comienzan a sentir el desamparo. El objetivo político coyuntural no se logró, el grupo dominante sigue siéndolo y tampoco la transformación de base pareciera articularse. Hace falta un nuevo impulso, es tiempo de reinvertar la revolución del espacio audiovisual iniciada. Hay que reveerla, hay que dotarla de utopías más exigentes. Hay que despoblar las pantallas de porteños y poblarlas de la multiciplicdad de tonadas, rasgos, formas y valores que hacen a lo nacional. De aquel error, bien intencionado del origen, en que Canal 7, el viejo y procesista ATC, se autodenominara “La TV Pública”, dejando al margen al resto de la TV, desconociendo el principio más profundo que regula el espectro, aquel que plantea que toda la TV es pública y solo su gestión es estatal o privada, al día de hoy, el impulso original perdió fuerza. Es necesario refundar la idea del cambio, pero para que realmente prenda y motive, debe ir hasta el tuétano del asunto, Señoras y Señores o la TV Pública es federal, y no me refiero a que pueda verse en todo el país, sino a que se produzca en todo el país, o la TV Pública no será nada.